La Plaza de Federico Moyúa, más conocida como Plaza Moyúa o Plaza Elíptica, es uno de los centros neurálgicos más importantes de Bilbao. Este lugar, construido en la década de los años cuarenta según el diseño del arquitecto José Luis Salinas, ha sido testigo de la transformación urbana de la ciudad. Sesenta años después de su creación, en 1997, fue remodelada por su hijo, Manuel Salinas, quien supo respetar la esencia del diseño original y añadir elementos modernos que realzan su funcionalidad y atractivo.
La plaza mantiene su forma elíptica característica y está rodeada de parterres de estilo inglés y francés que le aportan un aire distinguido y natural. Como parte de la remodelación, se añadieron farolas de acero modernas y bancos funcionales, elementos que conviven en armonía con la elegancia histórica del lugar. Además, se restauró la emblemática fuente original, un símbolo emblemático de la plaza que continúa siendo un punto de referencia visual para los bilbaínos y bilbaínas.
Rodeada de edificios que son joyas arquitectónicas, como el Palacio Chavarri, de estilo neoflamenco, y el Hotel Carlton, inspirado en el Segundo Imperio francés, la Plaza Moyúa es un auténtico museo al aire libre. Estos monumentos, cargados de historia y majestuosidad, otorgan a la plaza un carácter solemne y único que contrasta con el bullicio de las calles que convergen en ella.
La plaza conecta ocho vías principales de la ciudad, como la Alameda Recalde, y su cercanía a la Ría de Bilbao refuerza su importancia como punto estratégico y lugar de encuentro. Aquí, tanto locales como visitantes pueden disfrutar de un día de compras en las cercanas tiendas de lujo, relajarse en una terraza o simplemente pasear por sus jardines mientras admiran la combinación de tradición y modernidad.
La Plaza Moyúa es mucho más que un espacio urbano; es un símbolo del espíritu bilbaíno, un lugar que combina historia, arte y vida cotidiana, consolidándose como uno de los lugares de encuentro preferidos para quienes desean descubrir la esencia de Bilbao.