El 4 de febrero es costumbre en muchos pueblos del País Vasco salir a cantar las coplas en honor a esta santa.
En Irun, por ejemplo, los colegios, coros, grupos de amigas y amigos, se reúnen para cantar en distintos puntos de la ciudad vestidos con los trajes típicos vascos y ataviados con un palo con el que marcan el ritmo de las coplas.