La familia Zabálburu, que residía en el cercano palacio de Mena, cedió el terreno y costeó parte de la obra de esta iglesia neogótica, proyectada en 1890 por el arquitecto Luis de Landecho, quien ideó un templo inspirado en las catedrales góticas y construido con piedra arenisca del monte Oiz.
Por este proyecto obtuvo la medalla de oro en la Exposición de Bellas Artes de Madrid de ese mismo año.
Esta iglesia se construyó ante el incremento de población que se produjo en Bilbao a finales del s. XIX, con motivo del desarrollo industrial, razón por la que se le llama la “Quinta Parroquia”.
A comienzos del s. XXI ha sido rehabilitada por Rafael Purroy. Destacan sus vidrieras interiores (su diseño y construcción se encargaron a una artesanía de Munich) y el rosetón de su fachada.